martes, 22 de mayo de 2007

¿QUIENES SON LOS MODELOS?

Tantas cosas increíbles ocurren que ya nada parece llamarnos la atención. Entonces recurrimos a lo extravagante y al sensacionalismo para captar algunas miradas y algo de atención de la gente. De un momento a otro se ha convertido en estrella una "pelada" (señorita) por causa de su embarazo. Desapareció la vergüenza, la dignidad, y los valores que toda familia quiere inculcar en sus hijos. La persona en cuestión es noticia porque si y porque no. Todo un emblema de belleza, de alegría y de buena vida.

¿Ese es el modelo de vida y de conducta que queremos? ¿Piensa esta persona que el hijo o hija que espera verá con alegría y orgullo lo que ella hace ahora? Bueno, las decisiones sobre su vida las toma cada persona como le parece y nadie tiene derecho de juzgar a nadie por lo que hace pues responde a unos valores y una manera de ver la vida que le son propias. No se trata de lo que ella hace o deja de hacer. Lo que indigna y pasma a las personas con criterio es el afán de convertirla en ejemplo de la juventud. De repente todo lo que hace esta bien, hay que mostrarla, hay que hacerle regalos, hay que dejar los valores, hay que festejarla.

Vivimos un tiempo de rompimiento con las tradiciones, con los valores, con los principios, con todo lo que ha significado una manera “decente” de vivir, y eso hace que no nos asombremos de este tipo de noticias y de actitudes sociales.

Sin embargo si caen los valores, ¿Por qué nos quejamos por la violencia? ¿Por qué nos asombramos que la delincuencia aumente? Por un lado atizamos el fuego y por otro queremos que alguien haga algo por apagarlo. Ni siquiera vemos la relación de lo que permitimos, de lo que hacemos y de lo que pensamos con las consecuencias sociales que precisamente esas acciones y pensamientos provocan.

No estamos dispuestos a someternos a una norma de vida que permita la convivencia feliz y armónica de todos. Pero queremos los beneficios que solo un sistema de normas puede dar.

¿Quién puede decirle a un delincuente que respete a los demás, si nosotros hemos decidido romper con las normas que siempre fueron la base del respeto humano y social?

¿Quién puede frenar las acciones de un terrorista si somos los primeros en destruir los límites de la convivencia? ¿Quién puede castigar a los estudiantes que copian en los exámenes cuando tenemos una serie de juicios por corrupción sin resolver?

¿Quiénes son los modelos que tenemos para imitar? ¿Un presentador de televisión homosexual que hace gala de sus frustraciones criticando a la gente sin razón? ¿Una modelo de las pasarelas que no puede mostrar nada mas que un cuerpo escultural porque no tiene ni educación ni principios para vivir? ¿Un muchacho medio actor y medio pícaro que puede mostrar músculos pero es incapaz de rechazar unas copas dando espectáculos lamentables cada semana?

Los maestros capaces, hábiles que están haciendo esfuerzos sobrehumanos para lograr que los adolescentes comprendan los beneficios de la literatura, de las matemáticas, de la filosofía, jamás son noticia en los canales de TV.

Los verdaderos trabajadores que día tras día agotan sus fuerzas para construir aceras y llegan a casa para compartir felices con sus familias un frugal plato de comida pero lo hacen con alegría dando felicidad a los suyos, nunca son portadas de los periódicos o las revistas.

Nadie saca una foto de la mejor estudiante de su colegio si es que no tiene la medida específica de la cintura y el busto, o no responde a los patrones de belleza inventados por los comerciantes del cuerpo.

Los modelos, los verdaderos modelos están en sus casas haciendo lo que deben hacer sin que nadie les premie por eso, están trabajando por escasos sueldos produciendo para que el país salga adelante, pero no merecen siquiera que las autoridades les arreglen su calle.

Los verdaderos modelos están los domingos en la iglesia, buscando enriquecer su mente, su alma y su ser entero con principios, convicciones y con fe, en medio de un mundo positivista que sólo cree en aquello que ve en el momento y niega la esperanza y las alegrías reales a las personas normales, es decir a las que no son noticia porque no se prestaron a la frivolidad ni al delito.

Mire con cuidado, los modelos reales están alrededor de usted y los puede ver sin pagar entrada ni derechos, y ¡quien le dice! Quizá el mejor modelo de sus vecinos lo pueda encontrar en su propio espejo.

No hay comentarios: